15 de noviembre de 2010

Una ruptura dolorosa (I)

Una vez, una persona a la que admiraba mucho me dijo esto: "vales más que cualquier mina de oro, no dejes que nunca nadie te lastime o te haga sentir poca cosa", supongo qué fue la única frase que en verdad me ayudó a determinar una pequeña parte de lo qué soy hoy.
Es raro que me venga ese recuerdo, qué es parte de mi desde hace doce años, hasta el día de hoy, jamás volví a pensar en esas palabras que salieron de su boca como una tonada, una melodía.
Ese momento me llenó de vida, de esperanza, yo confiaba en él, y él en mi. Pero luego una lazo se rompería, nuestra relación de desmoronaría, nuestro cariño familiar se iría apagando.
Cuando uno crece, su modo de pensar, de actuar y de sentir cambia al notar el tipo de gente qué tiene en su entorno, con los que está la mayor parte del tiempo.
Todo eso me pasó a mi.
De pequeña, vivía en un mundo de fantasías, una creación propia de mi imaginación, en donde estaba yo y mi grupo de "partidarios".
Pero más allá de eso, de mi mundo, de todo aquello que me rodeaba, existía alguien verdadero para mi, mi único mejor amigo, la única persona en quien confiaba: "PAPÁ".
Nuestros juegos, nuestro tiempo juntos, las ricas meriendas de la tarde, eso y muchas otras cosas más se perdieron en un mar de enojos, mentiras, fueron el detonante de nuestro cariño.
Quiero que te des cuenta, por medio de este pequeño fragmento, de que fuiste una gran persona, un compañero inigualable, una alegría en mi vida.
Hasta el día de hoy, extraño esos momentos juntos, añorados por la niña que llevo en mi interior.

1 comentario:

  1. que triste..ahora se el por que de tu profundidad..espero que no te moleste esto..pero no sabe de la que la maravilla de escritora que es su hija y de lo qu perdio..te felicito ERY!!!!!

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